Están locos estos valencianos

¿Y qué me decís de las falleras? Según me ha contado un amigo valenciano, las torturas de Guantánamo no son nada comparadas con la sesión de peluquería que sufren para acabar convertidas en princesas leias, con las ensaimadas a ambos lados de la cabeza. Lo mejor es verlas llorando cuando queman la falla, que no sabes si lloran por la emoción o porque el pelo les tira rabiosamente.
Mención especial merecen los niños, cuyos descerebrados progenitores sacan a la calle a todas las horas del día provistos de un mechero y una bolsa con explosivos de diferente potencia. Desconozco la diversión que a ellos les supone convertir su ciudad en una especie de Kosovo con continuo ruido de explosiones y silbidos de cohetes, pero sospecho que es algo relacionado con el olor a pólvora, que es perceptible desde que pasas la localidad de Minglanilla por la A3.
Por último, un dato para la reflexión: las fallas no arden simultáneamente en toda la ciudad porque es necesaria la presencia de bomberos en cada una de ellas para asegurar la integridad de público e inmuebles cercanos. Ya sabemos que el agua es de todos, pero en tiempos de sequía, restricciones y TRASVASES... es curioso ver el uso que le dan a ésta.
Y después de tres días de ruido incesante acudo a mimar mis oídos al auditorio, al concierto de piano de Leif-Ove Andsnes, dentro del XI Ciclo de Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo. Magnífica interpretación de este pianista noruego cuya fotografía podéis ver a continuación (a veces google juega malas pasadas):